sábado, 28 de febrero de 2009

Elegguá y Echú

No podemos olvidar que ningún orichá representa respetos puros y todos admiten defectos, inconsecuencias y contradicciones, por eso, la figura de Echú es la encarnación de los problemas o defectos inherentes al ser humanos y así, la pareja Eegguá-Echú representa la mítica relación entre lo positivo y lo negativo.

Echú es un travieso y errante vagabundo que siembra la discordia allá por donde pasa. Cuenta una leyenda que el juguetón Echú consiguió que se pelearan dos amigos de toda la vida, disfrazándose con unos ropajes y un sombrero que cambiaban de color según fuera uno u otro que el amigo que lo observara. Estos hartos de discutir lo que aseguraban estar viendo, acudieron al Rey para que arbitrase la cuestión. Y ni tan si quiera el rey con todo su conocimiento y poderío, fue capaz de capturar y ni siquiera vislumbrar al huidizo Echú.
Sirva esta historia para ilustrar que Echú es un espíritu de transformación, pero también tienen la importante misión de actuar como mensajero entre el reino de los seres humanos y el de los dioses y su habilidad para comunicarse con los Orichás le otorga un papel importante en ritos propiciatorios. Echú también tiene un vinculo estrecho con el dios Yoruba de la curación y la profecía llamado Ifá, actuando muy a menudo como su sirviente.

En la entrada de las casas recibe Elegguá para proteger el refugio familiar de la entrada de Echú, portador de las discordias y de todos los problemas. Elegguá protege el hogar contra todo daño y cuando en la casa se presentan dificultades y disputas, significa que ha entrado Echú, el vagabundo. Para la gran mayoría de nosotros, la casa representa el refugio por excelencia un lugar donde descansar y preservarnos de los avatares del destino. Por esta razón Elegguá recide en a puerta, el lugar que marca la frontera entre los mundos, el interno que señala la tranquilidad y el externo que puede representar la adversidad y el peligro. Y como no puede haber seguridad sin peligro, bondad sin maldad y tranquilidad sin inquietud, por eso a pesar de ser dos figuras contrapuestas, la pareja Elgguá-Echú es inseparable.

Rezando a Elegguá en la lengua sagrada Lucumi

En la lengua sagrada lucumí:

"Eleguá Laroye a su camaché
Ichá fofaguara ami tuto
Ana tuto, tuto baba mi, cosi
Ikú, cosi ando, cosi arayé, cosi achelú
Cosi eun, afonfó molei, daló omo dei"

En el idioma castellano se suele rezar de esta manera:

"yo te invoco amadísimo Olofi, a través de tu interceso Elegguá para que medie para mi en tu presencia y allanes las dificultades en todos los asuntos de mi vida y me ayudes a conseguir el amor y el éxito. A ti te pido que ahuyentes de mi camino las envidias y las malas influencias, las malas obras y los pensamientos negativos y malvados.
Yo te invoco Elegguá. Mi intercesor entre Echú y Olofi, para que veles por mi trabajo, mis amigos, mi casa, mi familia y mi persona. Para que seas el mensajero de la buena fortuna y aportes a mi y a los mios, alegría y buena suerte.
Yo imploro a tu gran poder que apartes de mi todo mal y peligro y hagas que mis caminos se vean siempre iluminados por tu luz.
Que así sea, Amén"

Y seguidamente deben rezarse tres padres nuestros.

Los caminos del Elegguá:Orichá de la santeria cubana, el abirdor de todas las puertas; Elegguá









Todos los Orichas cuentan con leyendas o patakis que describen momentos determinados de su vida. De estas leyendas se desprenden lo que denominamos caminos.
Solo a través de sus caminos podemos conocer verdaderamente al Santo ya que cada uno de ellos es una parte inseparable e intrínseca de los Orichas que configuran personalidades, situaciones y momentos determinados en la vida de cada Santo y sus sucesivas reencarnaciones.

Existen muchos caminos o avatares detectados en informaciones de origen atávico. A Elegguá se le enumeran hasta 101 caminos, aunque 21 son los mas habituales. Las nomenclaturas de la mayoría de sus caminos van precedidas por el nombre de echú. Ante la imposibilidad de enumerarlos a todos, describimos los mas conocidos, sin desmerecer en absoluto a todos los que obviamos:









Echú-Acú-Boró: es el que puede dar la vida y quitarla.

Achý-Alayikí: es el mas glotón e impredecible, siendo en ocasiones capaz de matar a su mejor amigo.

Echú-Latieye: en todo lo que haga , bueno o malo siempre vence.

Echú-bi: vive en todas las esquinas y se le conoce como el rey de las diabluras.

Elegguá-Laroyé: vive en una cazuela de barro detrás de las puertas de la casa. Siempre esta con Ochún y le ayuda a preparar sus filtros de amor. Es alegre y le gustan el baile, los dulce y las bromas.

Elegguá-Abailé: es el amigo, ayudante y colaborador de la casa del santero. Tiene que ver con todo lo relacionado con la limpieza del cuerpo y del espíritu.

Echú-Agongó-Oló-Oñá: es el dueño de los caminos y como tal es capaz de abrirlos, para sus protegidos o de cerrarlos para los que considera sus enemigos. El es el que recibe las ofrendas que se dejan en los caminos.

Echú-Elufé: es el Elegguá demás edad y uno de los jefes principales al que se le debe mucho respeto. Delante de él nadie puede desvestirse, decir impropedios, ni realizar ningún acto deshonesto. Este Elegguá debe vivir y estar en un lugar retirado de la casa.

Echú-Alajbaná: vive en la soledad de los bosques profundos y de las encrucijadas. Representa la desesperanza y el infortunio, las dolencias y las penas.

Echú-Beleké: es muy entrometido y bastante travieso pero conoce a la perfección los remedios y las hierbas.